miércoles, 30 de septiembre de 2009

Vuelta nº 91.

Para mis amigas soy una especie de Dra. Amor. Parezco tener la palabra justa en el momento en que ellas lo precisan, el poder de predecir con exactitud los futuros movimientos de sus parejas, e incitarlas a tomar las mejores decisiones, tanto para ellas como para sus relaciones.
Lo que sinceramente supera mi capacidad de asombro, es cómo no puedo con MI vida. No entiendo cómo a mi me sale todo tan mal. No puedo comprender por qué me cuesta tanto manejarme en el ámbito amoroso, si los de afuera no dudan en marcar mi número de teléfono cada vez que se les presenta un problema.

De más está decir que esa perfecta cabellera rubia NO es mía.

martes, 29 de septiembre de 2009

Vuelta nº 90.

No saber... (y necesitar saber)
No sentir... (o tal vez sentir demasiado)
No hacer... (por desconocer qué es lo que tengo que hacer)
No ser... (¿no ser qué?)
No buscar... (lo que tengo que buscar)
No reír... (y reprimir ganas locas de llorar)
No llorar... (para no tener que responder)
No decir... (¿realmente hace falta decir?)
No mirar... (porque nada está como lo quiero ver)
No esperar... (lo que sea, pero que llegue ya)

lunes, 28 de septiembre de 2009

Vuelta nº 89.

Mi reacción inmediata fue preguntarme: "¿Qué hice? ¡OMG!". Después sonreí y repasé ese gusto dulce en mi boca. Lo dulce se tornó agrio en cuanto llamé a mi consciencia a zapatear sobre mis sesos. Resoplé enojada y pensé un momento... ¿me parecía a mí, o estaba forzándome a sentir culpa? ¿estaba tratando de vestirme de moralista para ocultar que lo había disfrutado? ¿intentaba a caso camuflar el placer que me produjo su mano en mi cintura custodiando el interminable beso cálido? ¿me obligaba a sentirme mal por un error que, sin dudas, volvería a cometer?

domingo, 27 de septiembre de 2009

Vuelta nº 88.

Los copos de azúcar de la plaza de un espantoso y artificial color rosa. Las parejitas por todas partes de la mano haciendo de cada parcela de césped su rincón exquisito. Los niñitos correteando entre hamacas y toboganes, disfrutando de pequeñeces que con el tiempo se vuelven fastidiosas, como el hecho de hundir sus manos en la arena del arenero. Perros jugando lejos de la mirada de sus dueños, tan inofensivos que en lugar de ternura causan aburrimiento.
Y yo estoy acá, desestructurando el armonioso panorama. Pensando en salir corriendo hacia cualquier lugar que no se viera demasiado feliz. Poniendole mala cara a mi soledad, a ver si se asusta y al fin huye despavorida. Haciendo caso omiso a las miradas curiosas que me encuentran -sin buscarme- sentada al sol, sola, arruinando el perfecto paisaje propio de las fotos.



Escrito el jueves, en medio de la plaza de San Nicolas. En circunstancias que, aunque la foto no sea de ese momento, están a la vista, claro.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Vuelta nº 87.

Encontré la razón por la que, respecto al suelo, el cerebro está arriba del corazón. Pasa por el dominio y el sometimiento. Poder superior domina al inferior.

La naturaleza lo indica, hay que ser más racional.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Pausa nº 26.

Fin de semana en la casa de la abuela. AL FIN.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Pausa nº 25.

Me dejo llevar.

Como una montaña rusa.
Que sube, que baja.

Que ríe, que calla.

Confusa.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Vuelta nº 86.

Sigo totalmente en paz. Totalmente conforme con lo que hice, y cómo lo hice. Estoy entera. Tal vez no lo haya estado en un pasado. Pero hoy estoy entera. Y también en un futuro. Si me caigo, si me desarmo, no va a ser por esto. Soy totalmente inmune (¡al fin! era hora) a ésta piedra en particular de mi camino. Y sé que esta vez logré borrar los puntos suspensivos detrás de un nombre, y poner uno final. Un perfecto e irreversible punto final.
Y estoy totalmente feliz de que así sea, porque es por mí. Como siempre debería haber sido.

martes, 22 de septiembre de 2009

Vuelta nº 85.

Sentía ganas de llorar. No sabía el por qué, la noche había pasado sin sobresaltos. Tenía la leve sospecha de que al otro día al despertarme mi mundo se demoronaría roto en mil partes, imposible de restaurar.
Inutilmente quise reprimir las lágrimas y evitar mi rostro contorsionándose en un gesto desesperadamente triste. A menudo me gustaba llorar sin ningún motivo aparente, pero en esas ocasiones no tenía esa angustia oprimiéndome el pecho... pero todo iba bien. O no tanto, pero ya había aprendido que, cuando las cosas no eran como las esperaba, instantáneamente tenía que inyectarme un dosis de conformismo. Lo que sin embargo nunca llegué a comprender, era la lamentable consecuencia que esto traía: mi nueva condición no me permitía superar mis obstáculos, porque rápidamente los asimilaba como parte integrante de mi vida, y no como las crisis transitorias que eran. (SON)

Vuelta nº 84.


Inspiración nula, ausente, impuntual.
Poeta confuso, deseoso, frustrado.
Inspiración traidora, fría, cruel.
Poeta ansioso, dudoso, perdido.
Inspiración calculadora, inescrupulosa, vanidosa.
Poeta infeliz, vagabundo, desesperado.
Inspiración infiel, soberbia, mentirosa.
Poeta solitario, sinCero, inocente.
Inspiración perversa, irresponsable, profunda.
Poeta impaciente, torpe, dispuesto.
Inspiración histérica, egoísta, morbosa.
Poeta obsesivo, cobarde, exacto.
Inspiración rebelde, ingrata, tramposa.
Poeta insulso, torpe, idealista.
Inspiración absurda, siniestra, lejana...

domingo, 20 de septiembre de 2009

Vuelta nº 83.

Me sentía totalmente fuera de lugar. No entendía qué hacía ahí, y mucho menos me explicaba cómo una hora antes me encontraba deseosa de ir. Esa gente no era como yo. Ese rebaño no era el mío. Pero... ¿pertenecía yo a algún rebaño? ¿estaba predestinada a nunca encontrar a mis semejantes? ¿tenía semejantes?En el panorama en el que me encontraba, me costaba creerlo. Las personas que había ahí dentro me hacían pensar que su especie dominaba el mundo, y que yo sola no podía contra todos ellos. Y aunque no hubiera estado sola, aunque hubiera habido un mínimo porcentaje en los presentes que se sintiera como yo, también era poco probable que pudiéramos hacer algo, por insignificante que fuera, para cambiar la atmósfera que respirábamos.

Simplemente estaba en el lugar equivocado, en el momento equivocado. Nunca más literalmente dicho.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Pausa nº 24.

El cuadro a su alrededor parecía haber desaparecido. Ya no notaban el río delante de ellos, ni la inmensidad celeste de un cielo despejado, ni siquiera el césped donde estaban sentados. Sólo ella y él, frente a frente, uno perdido en la mirada del otro.El viento había hecho que el pelo de ella se desordenara, y él, nervioso ante la posibilidad de tocarla, alzó su mano derecha para despejarle el rostro...Ni él, ni ella, ni el mejor de los poetas hubiera podido describir lo que sintieron en ese momento... la yema de sus dedos cruzándole la frente, cálidos y suaves; bajando por su mejilla lentamente, arremolinándole la sangre, haciéndola parecer la niña que ya no era; su pulgar tentado ante sus labios, queriendo acariciarlos, conociéndolos al fin; el impulso de resistirse, y seguir por el mentón perfectamente joven de ella, que temblaba de placer... no lo había podido contener, ahora su palma completa recorría su cuello de un modo electrizante, para terminar llegando a su clavícula izquierda, haciéndola estremecer ante tanta ternura.
Era el turno de ella, y lo único que pudo hacer fue tomar la mano de él y posarla en su pecho, en el momento preciso en que su otra mano se apoyaba en el de él. Ahora los dos sentían el corazón del otro latir desbocado, enloquecido frente la compañía de uno igual, revolucionado por la presencia de esa mirada fija en la de su propio dueño.
Sin duda, lo que estaban viviendo no entraba bajo el concepto de mágico, no, traspasaba esa barrera, era mucho más. Tan indescriptible como los sabores, los aromas, la muerte.Se encontraban ahora tan cerca, que el espacio entre ellos era casi imperceptible... el seguía con una mano sobre el pecho de ella, y con la otra recorría casi tácitamente su espalda. Ella había cerrado los ojos, tratando de soportar todo su ser inquieto en su interior.No hay forma de definir quién se adelantó, quién lo aprobó, quién no se resistió... pero la atracción que sentían era tan urgente, que ya no pudieron demorar el beso, y se entregaron deseosos de saciar las ansias, la espera... explorando los labios del otro suavemente, sin apurarse, con pasión implícita y la piel en llamas...
El hecho es que no saben muy bien cuánto duró la entrega, pero cuando volvieron a ser dos, bastó con que se dedicaran una sonrisa para saber que habían sentido lo mismo, que no hacía falta hablar al respecto, que había sido todo lo que habían esperado... y después, tras mirarse el alma una vez más, volvieron a besarse.

Vuelta nº 82.

Estoy empezando a extrañar mi vieja forma de escribir. Noto un cambio abismal con las vueltas de hace meses... No sé, extraño ese sarcasmo sutil, ese humor discreto, esa verdad cruda y desesperante forzada a ser simpática.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Vuelta nº 81.

Hora: 9:45.
Situación: En la escuela, cambio de hora. Se va la profesora de inglés, tenemos hora libre. Todos se descontrolan, yo saco mi cuaderno, mis auriculares, me pongo música, y ¡pin! me puse de buen humor (o de mejor humor aún)... y con los planes que tengo para hoy, dudo que cambie durante el transcurso del día.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Pausa nº 24.

Decidí dejar atrás el anonimato. Dejaré de ser La Chica de al Lado, y pasaré a ser rro (el apócope de Rocio, que por cuestiones estéticas me gusta escribirlo con doble R y minúscula). No me pregunten por qué. Digamos que la vecina cumplió su ciclo, es todo.

Vuelta nº 80.

Le fascina caminar bajo el cielo nublado, y las gotas de lluvia... reflejarse en los charcos la hace sentir más humana, y la brisa fría en la cara, más viva. Apenas si se anima a cerrar los ojos, el paisaje nostálgico a su alrededor le dibuja sonrisas tristes llenas de placer.
Desde las ventanas, miradas casi compasivas la siguen en su andar, sin percibir la inmensa felicidad que siente.
Salta los cordones, y no le importa si salpica, si no lo hace... chapotea como una niña y lamenta que la gente no lo disfrute tanto como ella.
Retoma su paso tranquilo, acaricia su rostro y termina en su pelo. No siente apuro y empieza a enojarse porque la lluvia cesa. Se dibuja una mueca de disgusto, pero sigue caminando... serena y contenta, como quien espera el agua para que limpie un poco los vidrios, o se lleve ese corazón dibujado con tiza por dos adolescentes que hoy, ya no se quieren.
Totalmente autobiográfico (sonrisas).

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Vuelta nº 79.



Después de haber visto "El hombre que corría tras el viento", no evitar sentirme identificada con cada uno de los personajes.
Con Carola, por ser impulsiva, soñadora, fresca, por disfrutar de la lluvia. Con Alicia, por conocer lo que es repetir una y otra vez la misma historia, y por su creencia irreversible en los amores a primera vista. Con Luis, por su humor ácido, su capacidad de reírse de sí mismo. Con el falsificador, por sus ganas fracasadas de irse al fin del mundo porque "es el mejor lugar para empezar de nuevo". Y con Daniel... por su convicción en que hay fracasos inevitables, por ser su preferida la excusa más cobarde, por ponerse un freno a la hora de gritar lo que siente... por cosas menos importantes, como escribir en el colectivo, o no saber con exactitud cuál es su color favorito. Pero sobre todo, por no saber que correr tras el pasado, es igual que correr tras el viento.

Claro está que la peli me encantó. Me pareció maravillosa la adaptación. Ismael Serrano no es un gran actor, de hecho ni siquiera es actor, y se nota. Pero si se dedicara a hacer guiones, tendría el cielo ganado, sin dudas.

martes, 15 de septiembre de 2009

Vuelta nº 78.

Ayer Lucho me dijo "estuve viendo tu blog, ¡ey! qué piba flashera, sos más estúpida... es como... si fuera un diario íntimo pero... como público, no sé. Sos más rara, estás loca vos eh... sos más... (...)" y una cara que no entendí muy bien qué me quiso decir.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Pausa nº 24.

Como todas las pausas, ésta es imprevista, pero me ví en la necesidad de hacerla. Y fue por las repercusiones que tuvo la pausa nº 23. Sí, es cierto, no tiene una gran cantidad de comentarios, de hecho, sólo tres personas la comentaron. Pero más allá de eso, cada palabra que dejaron me hizo sentir una gran satisfacción, realmente estoy muy agradecida. Gracias El Vocero, M., y Alba. Sus comentarios fueron un empujoncito para que de ahora en más, esporádicamente, aparezcan éste tipo de escritos. Las vueltas seguirán como siempre, y las pausas también, tal como hasta ahora... sólo que con el pequeño "agregado" de que, de vez en cuando, espontáneamente, publicaré esos textos que son un tanto ajenos a mí, que poco (y mucho) tienen que ver con mi vida diaria. Me parece que un poco menos de personaladad al blog no le va a venir mal.

Terminado el comunicado del día, pasemos a la...

Vuelta nº 77.

Tocame cuando no quieras sentir.
 Besame sin el sabor de elegir
y
hablame sin decirme la verdad,
sin intentar perderte en mí.

Amame cuando te empiece a aburrir. 

Odiame cuando te olvides de mi
y
mirame sin contarme lo que sos,
sin preguntarme si estás o estoy ahí
.



domingo, 13 de septiembre de 2009

Pausa nº 23.

Hay amores inolvidables... el primero, el más largo, el más corto, el más difícil, el mejor, el peor... o tal vez nunca se lleguen a tener tantos amores...
En mi caso, todas las noches lloré por dos amores. Con sus puntos en común, con sus diferencias abismales. Dos amores a distancia, dos amores eternos desde su comienzo hasta su fin... dos amores que me enseñaron a amar. A reír, a llorar, a luchar cuando parecía inútil, y a levantarme cuando la resignación llegaba antes de tiempo.
Dos amores, dos personas que nunca dejé ir de mis adentros... dos amores, uno que me hirió, uno que lastimé, los dos irrepetibles. Uno con tantas posibilidades como estrellas en el cielo, uno con tan pocas como barriletes en la luna... los dos con tanto amor como arena en el desierto, como agua en el océano.
Dos amores que extrañé cada atardecer frente al río, cada lluvia en mi ventana. Dos amores que necesité cada día de mi vida... sí, los dos. No pude vivir sin ellos, los recuerdos no me sirvieron para mantenerme de pie, sólo me condujeron a un camino que no me arrepiento de haber tomado.
La noche que me fuí, no quise saber dónde estaban, qué hacían. Puse lo que necesitaba en mi bolso de cuero negro, y salí a caminar, esperando el atardecer, que me encontró en la plaza de mi pueblo, ya cansada y decidida a actuar. Tomé mi libreta y una lapicera que no funcionaba muy bien, y escribí dos cartas, idénticas, a los dos grandes amores de mi vida... sabiendo que jamás las leerían. Me contenté con suponer que los dos las sentirían en lo hondo de sus almas, así como yo sentiría el filoso frío atravesándome las venas.




Lo prometido es deuda. Con la espectativa de que le guste tanto como a mí me gusta lo que escribe él. Vocero, disfrútelo.

Vuelta nº 76.

Segura de mi inseguridad.

Confío en mi desconfianza.

Espero con impaciencia.

Creo con incredulidad.

Siento con total insensibilidad.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Vuelta nº 75.

Soy de escribir mucho en tercera persona. Tengo una gran colección de escritos hechos de esa forma (que no aparecen acá por no ser de la índole del blog), pero ese es otro tema.
La cosa que hoy (en realidad hoy no, sino hace unos días) pensaba en que escribir así me ayuda a expresar MIS sentimientos disimulándolos un poco, cabe la posibilidad de quien los lea realmente crea que relato una historia ajena a mí. Es como que me siento segura, al resguardo de la vulnerabilidad.
Ahora ya saben mi secreto... todos los textos que escribí en tercera persona (aunque no los hayan leído, y muy improbablemente lo hagan), son una radiografía de mi forma de sentir por esos días.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Vuelta nº 74.

Me sentí adulta de un momento para el otro. Con la madurez necesaria para remar el asunto. Totalmente tranquila y satisfecha con mi actuación. No era una bola de nervios, no rompí en llanto, no me tiré encima como pensé que haría. Y lo mejor, me encantó que así haya sido. Dije todo lo que quería y necesitaba decir. Incluso eso que creí que no me iba salir. Fui totalmente consciente de cada palabra que pronuncié, de cada acción que realicé.

Impecable.

Vuelta nº 73.

L a b a n d a d e m i v i d a .

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Vuelta nº 72.

Hoy batí récord en el tiempo que me lleva ponerme de mal humor. Ni bien escuché a mi hermana ir al baño, me enojé por tener que levantarme. Podría decirse que fue aún estando dormida.
Sumado a eso, caminando para la escuela, mis dos compañeras hablaban sobre de qué colores preferían maquillarse. Nunca una conversación más allá de la estética, nunca un comentario sobre las noticias, nunca nada realmente importante. Nada realmente importante para gente que no está entregada a una sociedad tan superficialista, al menos. Y encima, tuve que bancarme que me miraran mal por no formar parte de ese enorme rebaño de idiotas (-vos ro, ¿qué color de sombra usás normalmente? -no, yo "normalmente" no me pinto. Y acá va la cara de "esta crota no se pinta").
Yo no soy una filósofa griega de la vida, tampoco soy una mujer prodigio en cuanto a valores y principios, no soy una niña índigo... simplemente soy mucho más auténtica, natural y espontánea que muchas de las personas que me rodean, y me decepciona que cada vez me resulte más difícil identificarme con alguna de ellas.

(Éstos son los momentos en los que más te necesito, Emma...)

martes, 8 de septiembre de 2009

Vuelta nº 71.

Desbordada.
Totalmente sorprendida.
Confundida.
En un estado de completa incertidumbre.
Esperanzada.
Enojada.
Lastimada.
Incubando desconfianza.
Enteramente rota por dentro.
Asustada.
Nostálgica.
Histérica.
Desconcertada.

Pero terriblemente tranquila.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Pausa nº 22.

El sueño del caracol.

Corto realizado en el año 2001, dirigido y guionado por Iván Sáinz-Pardo e interpretado por los actores Julia Brendler y Fabian Busch.

Increíblememente triste y hermoso, no dejen de mirarlo.



Gracias Matías por recomendármelo hace un tiempo atrás.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Vuelta nº 70.

Este mes tengo que ir a la primer charla informativa de la facu, digamos que empiezo a "planificar" mi futuro... cosa que nunca me gustó demasiado, pero en fin. Psicología, allá vamos.

Sin embargo, por otro lado, cada día que pasa, más me convenzo sobre cuál quiero que sea mi futuro: una guitarra (que jamás sabré tocar), algunas polleras hippies, un árbol debajo del cual tirarme a dormir, una mochila, un espíritu libre como el viento siempre, y de vez en cuando (¿de vez en cuando?), algún hombre que me haga compañía.

(Me sorprende lo TAN contradictoria que puedo llegar a ser)

sábado, 5 de septiembre de 2009

Vuelta nº 69.

Esta semana me junté con amigas que hacía un tiempo no veía, y me encontré con que las tres estamos igual de confundidas, descontentas, enemistadas con los hombres. IGUAL DE SOLAS.
Es verdaderamente triste, pero esta situación me tranquilizó. Es decir: no soy la única patética desafortunada que todo (y lo único) que busca es enamorarse...

Y que se enamoren de ella, claro.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Vuelta nº 68.

Voy a empezar a creer en el destino.

Hace mucho que me convencí de que no existía. Que mi propio destino lo escribía yo. Que mi realidad era un reflejo de mis actos. Que de mis decisiones dependía mi futuro. Y sólo de mí.
Pero me estoy dando cuenta que, curiosamente, los actos y las decisiones de las otras personas -las de mi entorno- mutan despiadadamente mi realidad y mi futuro.

Y pienso, que quizás estas reacciones a las acciones de terceros, sean sólo un eslabón de la cadena. Es decir que nuestras decisiones y actos se ven influídos por decisiones y actos y otros, que a su vez están influídos por la capacidad de optar y actuar de otras personas también.

Al fin y al cabo, algo "superior" que desencadene todo este desastre tiene que haber.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Vuelta nº 67.

De repente me encuentro proyectando un futuro que era el que deseaba hace siglos atrás. Es como siempre, un inmenso e indomable deja vú. Como estar parada, una vez más, en el umbral de un gran laberinto, sin poder optar por no entrar. No, estoy obligada a recorrerlo, sabiendo perfectamente lo que me espera ahí dentro. Lo malo... y lo bueno.
Si es que llegara a quedar algo.

Pausa nº 21.

Cambios en el perfil. Cambios estéticos en el blog.

Hay otras cosas que no cambian.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Vuelta nº 66.

En algunos aspectos soy la persona más directa del mundo,
no tengo problema. Hay otras cosas que tal vez son más delicadas
y trato de tener tacto, aunque la mayoría de las veces
no me sale, suelo ser muy cruel.
Generalmente fallo a ese principio cuando ser directa,
implica dejarme expuesta emocionalmente a mí misma.

No sé si me explico.

martes, 1 de septiembre de 2009

Pausa nº 20.

Hoy me preparé una taza de mate cocido (amo el mate cocido, al igual que al mate), le eché las dos cucharaditas de azúcar, y revolví. Esto generó, lógicamente, un remolino de infusión caliente.
No sé si todos los mate cocidos o los míos solamente, hacen una especie de "espumita" al revolverlos. Esto permite visualizar mejor la dirección del torbellino, y ahí pensé: ÉSO era como MI VIDA. Girando alrededor de un solo punto, y recurriendo siempre a él.
Se me ocurrió sacar la cuchara y dejar que una gotita cayera en ese remolino interminable, y aunque sabía lo que iba a pasar, me quedé esperando. La gota desarmó la espuma en el punto exacto donde cayó, pero después todo siguió su curso, directo al centro de la taza...

Y ahí se me vino el mundo abajo, no podía creerlo. Yo sospechaba que mi vida era insulsa y aburrida, pero no TAN insulsa y TAN aburrida como una taza de mate cocido.

Vuelta nº 65.

Absolutamente siempre que me subo a un colectivo, busco sentarme a la izquierda, en uno de los asientos dobles, del lado de la ventanilla.
Debe ser porque mirando el afuera me desconecto totalmente, y espero que de la nada en el asiento vacío al lado mío, se materialice ESA persona que me cambie la vida.

Mi mamá dice que es porque soy zurda, que pasa por una cuestion de motricidad... pero a mi que no me joda... es porque me siento extremadamente sola y de repente necesito compañía, así sea la de un extraño, y sólo por 20 cuadras.